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Plantear una intervención desde la violencia basada en género: La mujer como arma de guerra en la Masacre de El Salado

30/11/21 4:31
Manuela Aguilera

    Contenido   

Para hacer un desarrollo adecuado sobre lo que quiere abordar este trabajo, es importante empezar por dar una contextualización sobre qué pasó en la Masacre del Salado. Esta frase, con la que empieza un artículo del Espectador, data, en un principio dos aspectos muy importantes; el primero, un resumen en pocas palabras sobre lo que pasó y el segundo, la evidente relevancia que tuvo la mujer como elemento determinante en la Masacre: “La violencia se incrustó en los cuerpos de ellas. Entre el 16 y el 21 de febrero del año 2000, unos 450 paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia acabaron con 59 vidas y se apropiaron de las mujeres en El Salado” (Cuartas, 2017). 

 

El Salado, un pueblo localizado en los Montes de María, había sido estigmatizado como guerrillero por ser paso constante de las Farc, lo que “supuso una identificación con el enemigo que desde la perspectiva del victimario funcionaba como una licencia para «matar, rematar y contramatar»” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017, Pg. 48). El Salado, se vio entonces, azotado de repente por los paramilitares, quienes estaban buscando con una pistola en la mano y un puñal en la otra, casa por casa, a todo aquel que tuviera una relación con la guerrilla, pero sobretodo, a la mujer (tenía apenas 16 años) que creían y acusaban de ser la novia de un jefe guerrillero de las Farc. Fueron tumbando puerta por puerta hasta que sacaron a todos los habitantes de sus casas y los reunieron en el parque principal del pueblo, todo aquel que intentó escapar fue asesinado.

 

Una vez tenían a toda la población concentrada en el parque, separaron a las mujeres, los hombres y los niños, a algunas mujeres se las llevaron a una casa en donde las obligaron a cocinar y a otras las dejaron en el parque junto a los hombres. Luego de la separación, hicieron que los que quedaban en el parque se acostaran boca abajo, de ahí apartaron a un joven que se había escapado con anterioridad de los paramilitares, lo usaron a él como ejemplo de lo que le iba a pasar al resto del pueblo si no hablaba “ (..) “miren para que aprendan, para que vean lo que les va a pasar a ustedes, así que empiecen a hablar”, decían ellos” (Grupo de Memoria Histórica, 2009, Pg. 36). Después de la primera ejecución, se dice que empezó “la fiesta de sangre” pues los paramilitares tomaron los instrumentos del pueblo y los empezaron a tocar lo que creó un ambiente “festivo” “Sacaron unos tambores de la Casa del Pueblo, cantaban después de matar… se les veía el placer de matar (Grupo de Memoria Histórica, 2009, Pg. 37). Luego, procedieron a interrogar a los hombres, y como no encontraron ningún indicio de una relación con la guerrilla, iniciaron un “sorteo” que los obligara a colaborar. El sorteo consistía en forzarlos a numerarse y quien tenía el número previamente asignado, era sacado a la fuerza y asesinado.Después de matar a los hombres, los paramilitares se centraron en las mujeres, a las cuales asesinaron, violaron, maltrataron y torturaron. El día 18 de febrero del 2000 acabó con 28 víctimas, 23 hombres y 5 mujeres. 

 

El 19 de febrero, los paramilitares decidieron llenar de graffiti con insultos las casas del pueblo y terminaron asesinando a un hombre por no acatar la orden de quedarse en su casa, finalmente, alrededor de las 5 de la tarde dejaron el pueblo y los sobrevivientes por fin pudieron recoger a sus muertos para velarlos en la iglesia. El 20 de febrero, los sobrevivientes del salado junto con la Infantería de Marina decidieron cavar fosas comunes para enterrar a los muertos debido al avanzado estado de descomposición de estos al estar expuestos a la intemperie por más de 24 horas.  El 21 de febrero la tragedia se prolongó puesto que, aunque los paramilitares ya no estuvieran dentro le pueblo, seguían en zonas aledañas a éste en donde siguieron infringiendo sus maldades, pues este mismo día asesinaron a 3 niños (entre 16 y 18 años) que andaban por la zona al acusarlos de guerrilleros, luego, se dirigieron a una vereda muy cercana a El Salado en donde asesinaron a un padre y a su hijo.

 

Ahora bien, este trabajo quiere abordar de la manera más completa posible temas relacionados con la violencia que sufrieron las mujeres dentro del marco de la Masacre de El Salado puesto que no se vieron enfrentadas solamente a un hecho victimizante sino a múltiples, es por esto, que se quieren tomar como ejemplo los siguientes:

 

La violación es uno de los actos más crueles que atenta contra la integridad de la persona, causandole un daño psicológico grande y que en ocasiones se acompaña de secuelas físicas. El caso de Yirley Velasco causó un impacto significativo frente a cómo el cuerpo encarna una historia de vida. Yirley era una niña que tenía apenas 14 años cuando sucedió la masacre. Ella fue sacada de su casa y llevada al parque, en donde fue separada de su mamá, y donde tuvo que ser testigo de múltiples asesinatos. Momentos después, fue llevada al monte y abusada sexualmente por 4 paramilitares. El asesinato es, desde la RAE (2014), “causar viva aflicción”, “matar a alguién con alevosía” y “quitar la vida a un ser vivo de manera premeditada”. Durante la Masacre de El Salado, no solo las mujeres se vieron expuestas a este elemento, también los hombres, sin embargo, con las mujeres hay un elemento muy importante presente: se quiere mostrar una apropiación del cuerpo por los actores armados. Así fué el caso de Rosmira Torres. Rosamira era una madre comunitaria de 46 años, ella estaba albergando en su casa a unos niños para que los paramilitares no se los llevaran al parque, sin embargo, relatan que cuando la cogieron “(...) cogieron a la madre comunitaria, la difunta Rosmira, ella la cogieron con una cabuya de guindar tabaco, la amarraron por aquí [señalan el cuello], entonces se la jalaban al uno, se la pasaban al otro, y la jalaban como jalar una vaca, eso lo hicieron ahí en toda la calle donde está la señora que vive al lado de la Iglesia, ahí la mataron a ella, primero la ahorcaron y luego le dispararon” (Centro Nacional de Memoria histórica, 2009, Pg. 58). La Tortura es otro de los elementos que ponen en evidencia  la violencia basada en género. En la Masacre de El Salado es evidente la tortura física a la que sometieron a la mayoría de los hombres y a algunas mujeres, no obstante, y reconociendo la gran importancia e impacto que tiene ésta en la vida de una persona, fue de suprema relevancia la tortura psicológica. Tras los asesinatos en el parque, el miedo invadió el cuerpo de todos los sobrevivientes, lo que los paralizó. No hubo tiempo de llorar a sus muertos, de despedirse, y cuando lo hubo, ya estaban en descomposición lo que impidió cumplir con los rituales religiosos y tradicionales de cada familia para honrar a su difunto. Esto afecta de manera evidente la salud mental de cualquier persona sin importar su condición. Otro ejemplo de la tortura psicológica ejercida en las mujeres de El Salado es el caso de la madre de Nayibe Osorio, quien tuvo que presenciar como asesinaban con dos disparos en la cabeza a su hija de apenas 18 años, ponemos esté evento como un punto culminante pues, como lo plantea Bonnett (2013), la muerte de un hijo es algo que no tiene nombre, es un sufrimiento que se escapa del lenguaje. La denigración, entendiendo esta como “que ataca, daña o menoscaba el buen nombre, la fama o el honor de una persona” (RAE, 2014), fue una constante durante los días de la Masacre, tanto para los hombres, como para las mujeres. Neivis Arrieta, la jóven de 16 años acusada de ser la novia de un jefe guerrillero (mencionada anteriormente), se le fue denigrada su integridad física, injuriando su buen nombre y fue humillada frente a sus familiares, amigos y vecinos. Relatan que “Ahí cogieron una hija del Chami Arrieta, esa muchacha la sacaron de allá de la fila de la Iglesia y por aquí en frente habían dos palos grandes y frondosos, esa muchacha sí tuvo una muerte también horrible, esa muchacha la acostaron boca abajo, entonces vino ese tipo y se le montó en la espalda, se le sentó en la espalda y la cogió por la cabeza y la jaló duro para atrás, la jaló duro, la estranguló y la desnucó, después de haberla desnucado, buscó unos palitos pequeños, le alzó la pollera, se la quitó y le metió unos palitos por el pan, a esa la encontraron así”(Centro Nacional de Memoria histórica, 2009, Pg. 57). El empalamiento se ha utilizado como un método de tortura que emplea la humillación como elemento principal, en la antiguedad fue utilizaco principalmente con líderes de pueblos enemigos o criminales odiados, como una forma de escarmiento y como forma de enviar un mensaje de que todo aquel que repita los actos sufrirá las mismas consecuencias (Perez, 2016). Finalmente, la obligación fue otro elemento determinante durante la Masacre. Quitarle a una persona su posibilidad de decisión es una violación evidente a los DDHH pues se está ejerciendo un poder sobre la libertad y sobre la voluntad de las personas, lo que terminaría por ubicarlas en una posición inferior a la de aquel que está dando la orden. El hecho de poner a las mujeres a cocinar para los paramilitares por dos días completos, sin permitirles ver a sus familiares, sin darles tiempo para llorar a sus muertos, fue una forma de violentar a las mujeres, sin necesidad de golpearlas físicamente, sino por medio del miedo, por medio de la demostración de la fuerza patriarcal y la capacidad que tiene para controlar el libre albedrío de cada una de las mujeres que componían este corregimiento, sin nadie que las defendieran ni dándoles a ellas mismas la oportunidad de hacerlo.

 

Lo anterior es el punto de partida para empezar a pensar un modelo de intervención que permita un acompañamiento completo y holístico, por consiguiente, es necesario definir los siguientes presupuestos para sustentar dicho modelo:

  1. Daño: hay que partir del entendimiento de este concepto como las consecuencias que se derivan a partir de un hecho victimizante, y que resulta ser una situación indeseable, que como tal, involucra un juicio ético y moral de valor negativo:

    1. Daños al cuerpo: Desde Bello y Chaparro (2010), se define como “los daños al cuerpo no sólo se relacionan con las heridas y laceraciones en el organismo vivo – cuyas expresiones son evidentes –, sino con aquellos daños objetivos que representan una exposición de la vulnerabilidad o una aceleración significativa de la caducidad del cuerpo humano” (Pg. 39). Es importante tener en cuenta también que “los cuerpos son realidades materiales en las que se encarnan simultáneamente nuestras historias de vida, nuestras percepciones sobre el mundo social y el lugar que ocupamos en él. No existen sujetos sin cuerpos ni cuerpos sin sujetos. Nuestra identidad personal y colectiva es corporal. Esto significa que aquello que nos identifica en el mundo tiene como soporte invariable al cuerpo.” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017, Pg. 16) y por eso este se presenta como un hito relevante.

    2. Psicosomático: Desde Bello y Chaparro (2010) “comprende todas o cualquiera de las lesiones inferidas tanto al cuerpo en sentido estricto, como a la psique, constituyendo una unidad” (Pg. 40), es importante resaltar que dentro de éste se incluye el daño moral el cual comprende “tanto los sufrimientos y las aflicciones causadas a las víctimas directas y a sus allegados, como el menoscabo de valores muy significativos para las personas y otras perturbaciones que no son susceptibles de mediación pecuniaria” (Pg. 40).

    3. Colectivo: “En la medida que las experiencias de miedo, terror, amenaza y en general, la violación de Derechos Humanos afectan los referentes de seguridad y protección, también son seriamente vulneradas la confi anza en los otros y los sistemas de valores, así como la credibilidad en la justicia o las instituciones. Con ello se pierden las certezas mínimas requeridas para habitar el mundo y tramitar la incertidumbre desde los modelos explicativos y las herramientas culturales de los saberes tradicional y científico de las comunidades” (Bello y Chaparro, 2010, Pg. 45). Esto representa un punto muy importante puesto que se ha buscado intervenir de múltiples maneras en El Salado en ocasiones anteriores, lo que ha llevado a una pérdida en la confianza de la institucionalidad. A partir de esto es que toca empezar a pensar en un elemento diferenciador que permita reconstruir todo lo destruído.

    4. Daño en el empoderamiento: Desde Bello y Chaparro (2010) se entiende como todo aquello que perjudique “la oportunidad y la posición que ocupa un sujeto con relación a las estructuras de poder y de toma de decisiones” (Pg. 37).

  2. La mujer y el patriarcado: Diversa literatura ha buscado ilustrar cómo hay una relación profunda entre la violencia de género y la violencia en los conflictos armados, el Centro Nacional de Memoria Histórica (2013) lo expone de la siguiente manera: “(...) las profundas relaciones entre la violencia del conflicto armado y las violencias de género propias de una cultura patriarcal y de arreglos de género que han pretendido poner a las mujeres en un lugar de subordinación, de inequidad y de exclusión en los ámbitos privados y públicos, económicos y políticos, y que también ha impuesto un modelo de masculinidad violenta y opresiva. En esa cultura machista y patriarcal se inscriben formas que llevan a los actores armados a desterrar, perseguir y humillar a poblaciones” (Pg.26). Este se convierte en un elemento relevante debido a que como se había descrito con anterioridad, es evidente la relación de poder que se ejerce por parte del hombre durante el desarrollo de la Masacre en diferentes situaciones.

Es además importante pensar que dentro de esta categoría se incluyen dos categorías muy importantes que son la violencia de género y la naturalización de ésta. Vela et al. (2011) exponen de manera clara cómo se expresaría esta relación: “Existen formas de violencia que son aceptadas culturalmente, y se refuerzan por los medios de comunicación o a través de la educación o la religión. Por ejemplo, discriminación contra la mujer (violencia cultural), que se vive de forma imperceptible y cotidiana. Esta violencia de género, en sociedades profundamente patriarcales, es una violencia estructural que evidencia relaciones de poder de dominio. Se expresa en múltiples tipos de violencia directa: física (golpes), psicológica (amenaza de quitarle los hijos, decirle que no vale o no sabe), sexual (violación) y, además, se refuerza con prácticas, imaginarios y símbolos en la cultura (mujer como objeto para el placer). Culturalmente se considera que el hombre “tiene poder sobre la mujer” y es algo “natural” y eso es ya es un abuso de poder en sí mismo. La violencia es siempre la expresión de un abuso de poder” (Pg. 26).

  1. Relaciones de poder: Desde Foucault (1984) “El ejercicio del poder no es simplemente una relación entre "miembros", individuales o colectivos. Es un modo de acción de unos sobre otros. Lo cual quiere decir, evidentemente, que no hay algo como "el Poder" que pudiera existir globalmente, en bloque o difusamente, concentrado o distribuido: sólo existe el poder que ejercen "unos" sobre "otros". El poder existe únicamente en acto, incluso si éste se inscribe en un campo de posibilidad disperso que se apoya en estructuras permanentes. Esto quiere decir también que el poder no pertenece al orden del consentimiento, en sí mismo no es renuncia a una libertad, transferencia de derecho, poder de cada uno de los miembros delegado en algunos (lo cual no impide que el consentimiento pueda ser una condición para que la relación de poder exista y se mantenga). La diferencia de rol de género, desde Bonan y Guzmán (2007), se forja por la conciencia colectiva institucionalizada y simbólica del poder preestablecido y dominante, en donde se estructura un conjunto amplio de prácticas y formas de interacción en la vida cotidiana. Para Foucault (1984), esta conciencia colectiva se da mediante el consenso del ejercicio del poder, limitando a la mujer a un campo de acción reducido y a su vez, haciéndola creer que, ese campo, es el único en el cual ha de poder desempeñarse. 

 

Modelo

  1. Objetivo: Se busca una rehabilitación tanto colectiva como individual, en donde se pueda llegar a  brindar herramientas que faciliten un correcto trámite del dolor y empiece a haber un paso a la tranquilidad utilizando el arte, la poesía, la tradición oral, la narración, la escritura, la música o cualquier otro elemento que ayude a todas las mujeres del corregimiento a narrar todo aquello que han callado y cargado por tanto tiempo. A su vez, teniendo en cuenta que esta ha sido una comunidad que ha sido intervenida en diversas ocasiones y de diferentes maneras, también se tiene como objetivo restablecer y fortalecer los lazos de confianza frente a lo institucional y frente a la comunidad misma. Se busca, a su vez, proponer un modelo que, por medio de la memoria y de los relatos, rompan con la normalización en invisibilización de las violencias basadas en género vividas durante la Masacre. 

  2. Participantes: Aunque el modelo está planteado para mujeres víctimas de violencia durante la Masacre, al querer fortalecer los lazos dentro de la comunidad, es bienvenido todo aquel que quiera, por medio de las expresiones artísticas, tramitar el dolor de las marcas del pasado. 

  3. Tiempo: Entendemos que el sanar toma su tiempo, es por esto que se llevará a cabo durante un año en el territorio del Salado, después se esperaría que, aunque no estemos presentes realizando una intervención directa, se sigan implementando los talleres y las herramientas que se dieron durante ese año, y hacer visitas trimestrales para ver los avances y los elementos que necesitan ser reforzados.

  4. Metodología: Se busca trabajar desde un enfoque de Acción Sin Daño, el cual tiene una mirada basada en la ética que propone que en el momento de plantear acciones de intervención se incluya un análisis ético con unos principios mínimos que consideren los acuerdos y valores deseables de convivencia humana en condiciones de pluralidad y multiculturalidad, fundamentados en las nociones de dignidad (Todo ser humano es un fin en sí mismo; no puede ser reducido a un instrumento par fines ajenos), autonomía (Las personas son capaces de definir el tipo y el proyecto de vida que quieren vivir y tienen también la capacidad de darse sus propias soluciones, sólo requieren un impulso, un apoyo) y libertad (Las personas deben tener la posibilidad de tomar decisiones para la realización de sus propios proyectos de vida). (Vela et al., 2011). La metodología de Acción Sin Daño implica las siguientes etapas:

  • Analizar, reconocer e identificar el contexto a la luz de las concepciones de bienestar y justicia, junto con las características socioculturales propias del grupo meta de las acciones, esto implica hacerle caer en cuenta a cada una de las mujeres que SON sujetos de derechos y que eso es innegable, implicaría reconocer el protagonismo de nuevas voces, nuevos significados y nuevos actores que dieran cuenta de sus necesidades, sus potencialidades y de su propia idea de futuro. (Vela et al., 2011)

  • Identificar las dinámicas de conflicto -sus estructuras, actores y dinámicas de capacidades locales de paz, es decir, los conectores y los divisores, y que median las relaciones entre pobladores, identificar a todas esas mujeres que se han convertido en voceras (como es el caso de Yirley Velasco), que se han convertido en lideresas y convertirlas en un apoyo para el fortalecimiento y la construcción de una comunidad en proceso de sanación (Vela et al., 2011).

  • Realizar un análisis de los programas previo a las acciones, a la luz del marco político y ético que las motiva, este es un elemento muy importante para el corregimiento de El Salado puesto que, como se mencionó anteriormente, esta es una zona que ha sido intervenida múltiples veces. Este modelo no busca demoler los avances que han hecho otras intervenciones, sino buscaría complementar y trabajar sobre aquellos vacíos que sigan existiendo a pesar de los otros trabajos, restablecer la confianza sobre las intervenciones y brindar nuevos elementos que diferencien nuestra intervención de las demás realizadas. (Vela et al., 2011).

  •  Realizar un análisis durante la acción y posterior a ésta, a partir del cruce con el análisis sociocultural y de conflicto, esto es importante porque permitiría repensar todas aquellas acciones que se necesiten mejorar para tener mejores resultados para evitar resultados contraproducentes o incluso negativos.

  1. Resultados esperados: como se puede evidenciar en la metodología, se busca que haya resultados tanto a nivel individual como a nivel colectivo, que incluya una opción ética, una integralidad del ser, una intervención reflexiva y dinámica enmarcada en la flexibilidad. Se espera que haya un correcto trámite del dolor y del sufrimiento para empezar la reconstrucción de la vida propia de cada una de las mujeres que se vio enmarcada por la violencia derivada de esta masacre y empezar a re-empoderarse y crear nuevos proyectos de vida. Se espera que la música y las artes se conviertan en una herramienta de ayuda y de sanación, que les permita ver que son unas guerreras y unas valientes que sobrevivieron a pesar del dolor.

Referencias

Bello, M. y Chaparro, R. (2010) El daño desde el enfoque psicosocial. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. (Acción sin daño y construcción de paz, M9)

Bonan, C., & Guzmán, V. (2007). Aportes de la teoría de género a la comprensión de las dinámicas sociales y los temas específicos de asociatividad y participación, identidad y poder. Documento de trabajo.

Bonnett, P. (2013). Lo que no tiene nombre. Alfaguara.

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2009). La Masacre de El Salado: esa guerra no era nuestra. Bogotá: Memoria Histórica.

Centro Nacional de Memoria Histórica (2017), La guerra inscrita en el cuerpo. Informe nacional de violencia sexual en el conflicto armado, CNMH, Bogotá. 

Cuartas, P. (2017). La guerra que se inscribió en el cuerpo de las mujeres. El Espectador. Recuperado de: https://www.elespectador.com/colombia2020/justicia/verdad/la-guerra-que-se-inscribio-en-el-cuerpo-de-las-mujeres-articulo-856027

FOUCAULT, M (1984). Cómo se ejerce el Poder [1] El artículo original en francés fue publicado en Hubert Dreyfus, Paul Rabinow y Michel Foucault, Un Parcours Philosophique, Paris, Éditions Gallimard.

Grupo de Memoria Histórica (2013) . ¡BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Bogotá: Imprenta Nacional.

Perez, L. (2016). ¿Qué es el empalamiento, la brutal forma en la que asesinaron a Lucía Pérez en Mar del Plata? [Blog]. Retrieved from https://www.infoveloz.com/post/que-es-el-empalamiento-la-brutal-forma-en-la-que-asesinaron-a-lucia-perez-en-mar-del-plata_16853

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2014): Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es> [10 de mayo del 2020].

Vela, M., Rodríguez, J., Rodríguez, A., & García, L. (2011). Acción sin daño como aporte a la construcción de paz: Propuesta para la práctica. Capítulo, 1, 11-36.