·  Tejiendo Saberes  · 


[#if IMAGEN??]
    [#if IMAGEN?is_hash]
        [#if IMAGEN.alt??]
            ${IMAGEN.alt}
        [/#if]
    [/#if]
[/#if]

Entre lo humano y la Inteligencia Artificial: El lugar de la empatía en los terapeutas

30/08/21 23:44
Carolina García Olivares

    Contenido   

 

Los múltiples avances tecnológicos son una dinámica singular característica e implícita del siglo XXI. Buscamos la creación de tecnociencia alrededor de la potencialización de las capacidades humanas, a través de la generación y construcción de la inteligencia artificial (IA). Esto ha permitido dar un salto a la reflexión y el  análisis filosófico acerca de los problemas éticos que puede traer la replicación de las capacidades humanas.

Actualmente los terapeutas están incorporando cada vez más el uso de las tecnologías con el objetivo de proporcionar una mejor y más amplia gama de servicios a los usuarios, por lo que el tema principal de esta ponencia girará en torno a responder la siguiente pregunta ¿es posible incorporar una tecnología que satisfaga todos los requisitos de una terapia reemplazando el papel humano? Pues bien, deseo aclarar que no estoy tratando de negar el papel de la IA dentro de las terapias, ni mucho menos subyugando su valor o importancia, pero deseo cuestionar los dilemas éticos que se crean alrededor del uso de la IA en escenarios terapéuticos.  

Las máquinas parecen superar al hombre en precisión, rapidez de análisis y resistencia. Por ejemplo, un ordenador puede estar lapsos largos haciendo cómputos repetitivos y tediosos sin cansarse y con mínima probabilidad de equivocarse, siempre que tenga acceso a energía. Mientras la máquina progresa a una velocidad acelerada, el hombre está sometido a un proceso evolutivo lento. Entonces, ¿por qué no podemos considerar la IA como una mejor opción para la terapia? para dar una respuesta adecuada a estas preguntas, primero tendríamos que saber para qué necesitamos a otros seres humanos. En primero consideremos las funciones de los psicólogos y psiquiatras, no solo vistos como evaluadores y diagnosticadores, también debemos mirar su papel terapéutico el cual consiste en ofrecer comprensión y catarsis. Es decir, la persona debe ser capaz de descargar sus problemas, inquietudes, dolores y sufrimiento, y el terapeuta debe ser capaz de responder de forma atenta y empática ante ese dolor. Entonces, dentro de los papeles del terapeuta está estudiar al sujeto sufriente mediante la evaluación y diagnóstico, proporcionando recursos cognitivos y estrategias, pero también debe poder mostrar interés y ubicarse en dolor de su paciente de forma empática sin llegar a experimentarlo.

Creo que no es posible que se cree una tecnología que satisfaga todos los requisitos de una terapia y que de esa manera reemplace el papel del terapeuta que debe ser un ser humano. Si el papel en que funciona el ser humano es necesario la empatía, las máquinas no pueden reemplazar el papel de lo humano. La empatía, es una característica de la conciencia; partiendo de la suposición que las máquinas no tienen conciencia, al no darse cuenta de su propia existencia, no tienen la capacidad de ser empáticas. Además, dentro de la psicología y en general en la práctica terapéutica es necesaria la empatía, debido a que el terapeuta no solo estudia el sufrimiento de una persona, en cierta medida debe colocarse en el dolor del paciente y hallar la solución para este. Luego, una IA por sí misma no es capaz de discernir en el sufrimiento de una persona y no puede ser empática.

Anteriormente dije que las máquinas o la IA no pueden reemplazar el papel de lo humano porque no son conscientes de sí mismos y no tienen empatía. Al ser humano, como ser integral, se le atribuyen rasgos como la capacidad de solución efectiva de problemas, debido a su razonamiento (Kant, 2002). En otras palabras, como personas tenemos la capacidad de argumentar premisas con valor y plantear conclusiones. Esto es, somos inteligentes. 

Otra característica humana es la conciencia, acerca de esta, ya sea innata o una construcción del desarrollo, es una característica fundamental del ser humano. Esta dimensión se adjudica solo a las personas, como la capacidad de realizar proyecciones del pasado en un futuro. Los seres humanos poseemos la capacidad de identificarnos como agentes activos en la historia, quiere decir que como seres humanos somos capaces de construir una biografía. René Descartes (1956- 1650) diría que la conciencia en el ser humano nos permite ser entes individuales capaces de razonar en su propia existencia.

Algo que puede marcar una distinción entre lo humano y la máquina, es que la naturaleza humana se distingue por la capacidad de sentir empatía. López, Filippetti y Richaud (2014) exponen la empatía como la capacidad de comprender los sentimientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar. Gracias a los anteriores rasgos, somos capaces de construirnos en sociedad, interactuamos con otros y creamos una historia juntos. Y por ello, ya sea aprendido o de forma innata, la empatía emerge como una característica del ser humano que nos permite mejorar el diálogo y comprender al otro. Dicho lo anterior, surge claramente un problema para la IA debido a que, al no ser consciente de sí no podría reconocer al otro como similar y por ende no podría generar reacciones empáticas para con el otro y traería dificultades en el desarrollo de la terapia. Sin embargo, podríamos pensar que la empatía no es totalmente necesaria, y que la IA obtiene valor suficiente por sí misma, gracias a su exactitud y variables numéricas.

Pues bien, veamos cuál ha sido el papel de la IA dentro de la psicoterapia y si esta podría reemplazar el papel de lo humano. El enfoque de la IA busca “la comprensión científica de los mecanismos que fundamentan el pensamiento y el comportamiento humano inteligente y su incorporación en las máquinas” (Cairó, 2011, p. 25). El papel de la IA en la salud mental se puede ver en proyectos como “Pronia” o “Imagemend”, los cuales están centrados en el diagnóstico de psicopatología a través de biomarcadores, la precisión de los diagnósticos puede llegar a 90%, disminuyendo la posibilidad de diagnósticos erróneos. En Terapias Cognitivo Comportamental es muy útil el uso de IA dado que la evaluación rápida puede ser mucho más precisa y puntual que esperar a que el paciente describa todo al momento de la consulta y se puede ver beneficiada por los sensores de los Smartphone, datos que pueden ser analizados por la IA. 

Creo firmemente que la empatía y la comprensión por el otro, marcan la distinción entre una buena terapia y una que no lo es. Entre las características distintivas en el razonamiento humano está la comprensión, nacemos con un sentido del conocimiento, el razonamiento se afirma en la auto comprensión del yo en el mundo, por ende nos caracteriza la comprensión. Los seres humanos necesitamos del otro para funcionar adecuadamente, pero también debemos entender al otro. Entonces, sugiero que se formule a la empatía como esa llave fundamental que no permitirá conectarnos con otros. En el ámbito terapéutico, los profesionales buscan analizar y comprender teniendo en cuenta las subjetividades del ser humano, no analizar las problemáticas en blanco y negro, consideran el impacto de sus problemas y sus emociones  en la vida del sujeto al afrontarlas.

El desarrollo de una buena terapia no se basa únicamente en las estrategias o la solución farmacológica que se pueda dar, una buena parte de la efectividad de la terapia según estudios de Lesiuk (2015) se refiere a contar con habilidades como la escucha empática y la capacidad para comprender, no experimentar, las emociones de malestar que presentan sus pacientes. Se debe recordar que, tanto la falta como el exceso de involucración profesional afectan el resultado del trabajo, por lo tanto, un determinado grado de involucración es óptimo.

Alecsiul Barbara (2015) afirma la importancia de la relación terapéutica en las primeras sesiones y su contribución a los resultados del tratamiento al mejoramiento más (a nivel sintomático). De acuerdo con lo anterior no todo reside en una técnica o tratamiento psicológico específico. El factor humano, al mostrar interés genuino en el sufrimiento ajeno y ser capaz de entender las vivencias del paciente ha demostrado tener mucha importancia en la ayuda psicológica.

El papel empático y el uso de seres humanos conscientes impedirá la réplica del uso de etiquetas de enfermos mentales, debemos pensar al paciente como un sujeto que significa más allá que su enfermedad o padecimiento. Un humano podría hacer eso, pero ¿acaso las IA podrían? Creo que las clasificaciones que ofrece una IA ciegan las singularidades del sujeto y lo deshumanizan, lo que quiere decir que pierde sus características que lo componen como persona. Con lo anterior trato de decir que no debemos ver al paciente en función de sus síntomas, sino que se debe analizar su trayectoria de vida, su subjetividad siendo comprensivos y mostrando interés por sufrimiento, para tratar de brindar un espacio de calma y paz.

Finalmente, deseo aclarar que los programas y la IA son la respuesta de la psicología y psiquiatría a las demandas crecientes de la virtualización y avances tecnológicos. No deseo ignorar la necesidad del uso de tecnologías, debido a que no sólo facilitan el trabajo del profesional, sino que también ayudan a obtener un mejor registro y un mejor servicio para el paciente. En conclusión, el uso de las IA en las terapias es necesaria para una mejor evaluación y diagnóstico, no obstante, el uso de personas consciente y empáticas permite humanizar la terapia, lo que finalmente incrementa la posibilidad de una mejora en la salud mental porque sin relación interpersonal, sin empatía, sería imposible un tratamiento adecuado o una soñada cura como la entendemos hoy en día.

 

Referencias

Alonso Palacio, L. M. & Escorcia de Vásquez, I. (2003). El ser humano como una totalidad. Salud Uninorte [en línea]. [Fecha de consulta: 20 de mayo de 2019] Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81701701 

Barbara, A. (2015) Inteligencia emocional y desgaste por empatía en terapeutas. Revista Argentina de Clínica Psicológica, XXIV, 43-56. [Fecha de consulta: 16 de abril de 2020]. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=2819/281944843006

Battistutti, O. C. (2011). El hombre artificial. El futuro de la tecnología. Argentina: AlfaOmega Grupo Editor.

Botero, J. J. (1993). Intencionalidad e inteligencia artificial. Informática Educativa, 6(2).

Gimeno Peón, A., Coto Lesmes, R., Barrio Nespereira, A., Saavedra Rionda, I., Vicente Palacios, C., Lagarón Criado, M., Álvarez Casariego, T., Hernández González, J. & González Fernández, A. (2015). Relación entre la Empatía del Terapeuta y los Resultados del Tratamiento. Revista de Psicoterapia, 26(101), 179-189. 

Kant, I. (2002). Lecciones de Ética. Barcelona, España: Critica.

López, M. B., Arán Filippetti, V., & Richaud, M. C. (2014). Empatía. Desde la percepción automática hasta los procesos controlados. Avances en Psicología Latinoamericana, 32(1), 37-51.

Mateu, C., Campillo, C., González, R., & Gómez, O. (2010). La empatía psicoterapéutica y su evaluación: una revisión. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 15(1), 1-18.

Rivera Estrada, J. E., & Sánchez Salazar, D. V. (2016). Inteligencia artificial: ¿reemplazando al humano en la psicoterapia? Escritos, 24(53), 271-291. https://doi.org/10.18566/escr.v24n53.a02

Stanislav Grof. (1988). La evolución de la conciencia. En F. Vaughan. La visión transpersonal (pp. 26-30). Editorial Kairos.

Villalba, J. (2016) Problemas bioéticos emergentes de la inteligencia artificial. Diversidad. Perspectivas Psicológicas, 12(1), 137-147. http://dx.doi.org/10.15332/s1794-9998.2016.0001.10

Zalta E., Nodelman U., Allen C., Lanier R. (2018). Artificial Intelligence. Stanford Encyclopedia of Philosophy. Recuperado de: https://plato.stanford.edu/entries/artificial-intelligence/